La sexta etapa del Camiño dos Faros es la más larga del recorrido, pudiendo llevar diez horas.

Salimos de los altos acantilados y el rugir del mar para entrar en el refugio interior de la ría, rodeada de bosques de pinos, oteando la labor de las mariscadoras en los extensos arenales descubiertos con el reloj de la marea en la tradicional parroquia de Santa Ana de Xaviña.

El principio de la etapa nos llevará por la Enseada da Basa y la desembocadura del río do Porto entre bandadas de aves. Al llegar a la playa de O Ariño nos faltará un tramo por la orilla y saldremos a la carretera para cruzar las típicas aldeas rurales de Tasaraño, Dor y O Allo. Entre las dos últimas aldeas pasa el río Das Meigas.

Llegamos a Ponte do Porto, con su puente del siglo XIII y magníficas esculturas barrocas en su moderno templo. Una antigua calzada procedente de Compostela aún permite ver lienzos de su trazado. Atravesaremos el puente para dirigirnos por el paseo fluvial en dirección a Cereixo. Allí, en poco espacio, podremos disfrutar de un estupendo paseo hasta un molino de mareas, la iglesia, un centenario carballo (roble) y las Torres de Cereixo. En la iglesia románica de Santiago de Cereixo vemos la primera escultura de la traslación del apóstol a Galicia.

Desde Cereixo, la etapa se endurece un poco hasta llegar a la playa de O Lago. Antes, cruzaremos el río de Leis. El sendero, ya en el concello de Muxía, se estrecha cuando caminamos por Fornosapo en dirección a la playa de Area Grande, la acogedora playa de Leis, la bella playa de O Lago, Os Muiños y la empinada cuesta de Chorente. Podremos seguir a Muxía por la costa o desviarnos al monasterio de Moraime y volver de nuevo a Chorente.

Desde Chorente, la etapa nos llevará por su bosque a la punta del mismo nombre desde la que veremos Muxía atravesando las playas de Espiñeirido y A Cruz. En Muxía podremos subir a la cima del monte Corpiño y contemplar sus vistas. Desde allí, bajaremos hacia la Punta da Barca con el faro y el santuario de la Virxe da Barca. Al atardecer podremos disfrutar de una de las mejores puestas de sol de la Costa da Morte; y en ocasiones, en el estío, localizar el rayo verde, el último rayo del sol antes de su inmersión en el prado donde nacen, crecen y mueren las gaviotas, señoras de los vientos.